¿Cuál es (la causa de) tu problema?
Descubre cómo el análisis de causa raíz te ayuda a identificar qué hay detrás de los problemas que afectan a tu producto, equipo y clientes.
¡Hola, soy Omar! 👋 Esta es la tercera edición gratuita de Pensar Mejor de Apuntes de producto. Aquí exploro cómo cuestionar y mejorar nuestra forma de pensar y tomar decisiones, tanto como profesionales de producto como personalmente.
Tiempo aproximado de lectura: 8 minutos.
Imagina que hoy te has levantado de la cama con tal dolor en una muela que te cuesta pensar con claridad. Tomar una pastilla, como un analgésico, puede ayudar a reducir el dolor a lo largo del día.
Sin embargo, esta solución solo trata el síntoma en el presente, no la causa del dolor, que podría ser la formación de una caries que, de no tratarla, podría desencadenar en otros problemas de salud.
Acudir al dentista para tratar la caries, aunque indispensable, tampoco erradica la causa del problema, ya que las caries suelen ser causadas por una combinación de múltiples factores.
Por ejemplo, si consumes una dieta rica en azúcar y tienes una mala higiene bucal, tienes mayor riesgo de desarrollar caries al acumular placa bacteriana.
Una vez tratada la urgencia de la caries, analizar el problema en mayor profundidad, puede permitirte encontrar un mejor problema que resolver para evitar que vuelva a ocurrir.
Modificando tus hábitos de alimentación e higiene y haciendo revisiones y limpiezas dentales con frecuencia en el dentista, tienes la oportunidad de adoptar un enfoque proactivo en lugar de reactivo, reduciendo el riesgo de aparición de futuros problemas.
¿Te has dado cuenta de que conforme profundizas en la causa de un problema, lo que entendías inicialmente como el problema, es en realidad el síntoma de algo más profundo?
En la gestión de productos digitales nos puede ocurrir algo parecido.
Nuestra propia naturaleza y la inercia del día a día nos empujan a dar con una solución rápidamente cuando se nos presenta un problema.
Utilizamos el pensamiento divergente para plantear diferentes soluciones, partiendo de exactamente el mismo problema que se nos presenta, en vez de dar un paso atrás y comprenderlo en mayor profundidad.
Enfocarnos en soluciones que en realidad alivian molestias temporalmente, en lugar de las causas subyacentes, es un error común que debemos evitar como profesionales de producto. De no tratar las causa profundas, el problema sigue existiendo y ¡puede incluso agravarse!
Esto tiene un gran impacto en nuestra organización, clientes y equipos:
¿Cuántos recursos de la empresa desperdiciamos por nuestra tendencia a estar siempre ocupados, resolviendo problemas que no son los verdaderamente relevantes?
¿Cómo se ve afectada la satisfacción del cliente cuando encuentra el mismo problema de forma recurrente porque no abordamos la verdadera causa del problema?
¿Cuántos buenos equipos se rompen porque usamos parches temporales tras las retrospectivas?
Hoy te comparto nuevos apuntes para Pensar Mejor dedicados a identificar las causas de los problemas utilizando como base el modelo de proceso de diseño Doble Diamante y el análisis de la causa raíz.
¡Vamos a ello!
El doble diamante
Un modelo de proceso de diseño es un marco de trabajo conceptual que describe las etapas o tipos de actividades que podemos seguir para resolver diversos retos.
Si utilizamos el conocido modelo Double Diamond popularizado por el Design Council en 2005, podemos ver que entre los dos diamantes se encuentra un problema definido desde el cual se generan potenciales soluciones en un proceso de pensamiento divergente para luego llegar a una solución, utilizando el pensamiento convergente.
El pensamiento divergente consiste en explorar y generar una amplia variedad de oportunidades antes de tomar decisiones, mientras que el pensamiento convergente consiste en evaluar y seleccionar las mejores opciones, teniendo en cuenta diferentes criterios.
Si cometemos el error de partir directamente de un problema planteado desde el punto medio de ambos diamantes, sin haber realizado previamente una comprensión y clara definición en el primer diamante (el espacio del problema), limitaremos las soluciones a las que podemos llegar trabajando en el segundo diamante (el espacio de las posibles soluciones).
Quizá solucionemos el problema planteado desde el punto medio y lo hagamos bien, usando prácticas divergentes y convergentes, pero en algunos casos este puede ser solo una parte o una manifestación superficial (un síntoma) de un problema arraigado que volverá a manifestarse en el futuro.
No podemos asumir que un problema sobre el que empezamos a pensar soluciones sea la verdadera razón de ser, sino que debemos indagar más allá de lo visible para minimizar el riesgo de abordar solo la manifestación superficial del problema sin considerar sus complejidades subyacentes.
En otras palabras, debemos dar un paso atrás y comprenderlo en profundidad. Cada síntoma visible puede tener una o más causas subyacentes que haya contribuido al mismo.
Una vez que tenemos esto claro, te propongo que explores una herramienta que te puede ayudar a identificar las causas de un problema: el análisis de la causa raíz.
Análisis de causa raíz
El análisis de la causa raíz es un proceso de búsqueda de las causas subyacentes de un problema que, si los resolvemos, evitaríamos que el problema se repitiera en el futuro, en lugar de simplemente mitigar o atenuar sus efectos (los síntomas).
El análisis de la causa raíz lo utilizamos para identificar las causas ocultas que deberían solucionarse y no cómo solucionarlas. Es decir, es un proceso enfocado en el entendimiento profundo del problema y no en la generación inmediata de soluciones, que debemos abordar en otro espacio dedicado.
¿Cómo podemos llevarlo a cabo?
Si utilizamos el modelo del doble diamante como base, el trabajo de análisis de causa raíz se lleva a cabo en el primer diamante y como resultado tendremos una o varias hipótesis de lo que está ocurriendo para empezar a idear soluciones y poder validarlo en el segundo diamante.
Se puede dividir en los siguientes pasos:
Pararse a definir el problema. Todos los implicados en el análisis deberían tener una noción compartida de qué problema están tratando de resolver, cuándo apareció, a quién afecta, etc. El acto de escribirlo obliga a organizar los pensamientos, aclarar la comprensión del problema y comunicarlo a otros de un mejor modo, por lo que es una práctica recomendable.
Recopilar información. A través de enfoques activos (observaciones y entrevistas) y de escritorio (desk research) iniciamos una investigación para recopilar datos relacionados con el problema.
Identificar hipotéticas causas raíces. Empezamos a identificar las posibles causas reales del problema, considerando tanto las causas inmediatas como las subyacentes.
Analizar posibles causas. Podemos utilizar herramientas de visualización como el diagrama Ishikawa (o fishbone) y los cinco porqués para organizar ideas y profundizar en las ideas generadas en la fase anterior.
Ejemplo de análisis de causa raíz
Permíteme ilustrar el uso de análisis de causa raíz con una historia personal.
Fui el típico adolescente de complexión delgada que devoraba bocadillos en el recreo y no ganaba un gramo de peso. En la década de mis veinte quería mejorar mi composición corporal y tener más músculo, ya que había leído que a partir de los treinta años los hombres empezábamos a perder músculo como parte del proceso natural del envejecimiento y quería construir una buena base.
Me apunté a un pequeño gimnasio de barrio y comía muchas veces al día, pero no logré aumentar mi fuerza ni mis músculos. Incluso, en épocas de éxamenes en la carrera de Ingeniería del Software, perdía peso, a pesar de que comía más que habitualmente.
Durante años, probé nuevas soluciones con diferentes rutinas de entrenamiento y dietas que les funcionaban a mis colegas y otras que leía en blogs y foros de deporte, pero nada me funcionaba. Además, entrenar en un gimnasio levantando hierro no me motivaba absolutamente nada.
Muchas veces me planteé pagar a un nutricionista y a un entrenador personal, pero decidí que si quería jugar en el largo plazo (décadas) tenía que aprender sobre nutrición y entrenamiento en lugar de depender toda mi vida de las pautas de otras personas.
Empecé a leer libros sobre nutrición y ejercicio y en 2020, aprovechando que nos quedamos en casa una temporada, realicé un curso avanzado de nutrición deportiva de 97 horas con profesores como Marcos Vázquez (Fitness Revolucionario), Víctor Reyes (Fitness Real), David Marchante (powerexplosive), María Casas (squatfit) y otros profesionales de nuestro país.
Aprendí sobre bioquímica nutricional, metabolismo, fisiología de la actividad deportiva, nutrición en ejercicio aeróbico y anaeróbico, suplementación y nutrición vegetariana, vegana, low-cab y cetogénica.
Además, me formé sobre entrenamientos de fuerza y aprendí de entrenamientos de calistenia con anillas con un programa de Daniel Vadnal (FitnessFAQs).
Con ese conocimiento adquirido pude identificar los principales factores que impedían que progresara:
No comer suficientes calorías ni proteínas para aumentar la masa muscular. A pesar de que algunos días llegaba a comer cinco veces al día, no controlaba las cantidades de macronutrientes ni la calidad de los alimentos que ingería, así como los micronutrientes.
No entrenar con la intensidad, el volumen y la frecuencia adecuados para estimular el aumento de fuerza. Cambiaba de rutina cada poco tiempo porque no veía resultados y no seguía un plan estructurado ni progresivo.
No dormir lo suficiente ni gestionar el estrés. Dormía menos de 7 horas al día y llevaba un ritmo de vida acelerado y lleno de preocupaciones.
Una vez identificados estos factores principales, realizé un análisis en profundidad para empezar a aplicar soluciones posteriormente:
Me planifiqué una dieta adaptada a mi forma de vida y objetivos, ya que identifiqué que tenía que cubrir mi gasto energético (contando metabolismo basal, efecto térmico de los alimentos, ejercicio y NEAT) y crear un pequeño superávit calórico, así como consumir la suficiente cantidad de proteína por cada kilo de peso corporal al día.
Empecé a entrenar calistenia cuatro veces por semana con un enfoque estructurado y progresivo. Tenía que elegir un método de entrenamiento que me gustara y me motivara realizar después del trabajo, y que me permitiera aumentar la carga, las repeticiones o la dificultad de los ejercicios de forma gradual y sistemática.
Por último, introduje pequeños cambios de hábitos para mejorar mi descanso, ya que tenía que priorizar el descanso y la recuperación. El sueño es fundamental para la síntesis proteica y la regulación hormonal, y el estrés afecta negativamente a la salud.
Los resultados no se hicieron esperar. Tras unos meses noté una mejora notable en mi fuerza y volumen muscular. Desde entonces he ganado más de 5 kilos de peso, manteniéndome por debajo del 15% de grasa corporal.
Estoy muy contento con mi transformación, pero sobre todo con lo que he aprendido a lo largo de este camino y con lo que aún sigo aprendiendo sobre múltiples ámbitos para mejorar mi salud y bienestar. Ya no solo a nivel nutrición y entrenamiento, sino sobre hábitos saludables.
He ganado una adherencia a una estilo de vida que me permite cuidar el cuerpo que me acompañará toda la vida. Ahora, como tres veces al día, priorizando alimentos de una alta densidad nutricional, realizo entrenamientos de fuerza cada semana, descanso bien y disfruto del proceso.
Dedicar tiempo y espacio al análisis de las causas por las que no mejoraba mi fuerza ni composición muscular me permitió establacer soluciones que funcionan el largo plazo en lugar de buscar constantemente nuevas soluciones.
Conclusión
A pesar de que conocemos al dedillo la teoría sobre dedicar tiempo y espacio al research, el doble diamante y técnicas sencillas como los cinco porqués, cuando se nos presenta cualquier problema saltamos instintivamente a pensar en soluciones para resolverlo.
Frente al piloto automático y agendas apretadas, urge la pausa en espacios y tiempos dedicados para definir y comprender correctamente los problemas que afectan a nuestra organización, clientes y usuarios.
No se trata de mantenernos ocupados, resolviendo adecuadamente síntomas disfrazados de problemas, sino de encontrar y entender los mejores problemas que resolver que verdaderamente puedan tener un impacto en el largo plazo.
No quería cerrar el artículo sin mencionar cómo ha evolucionado mi concepción del análisis de causa raíz con el tiempo.
Al principio la entendía como una herramienta que me permitía identificar causas de problemas de manera aislada, pero hoy la veo como un marco mental de búsqueda de causas y sus relaciones para empezar a tirar del hilo y encontrar relaciones entre problemas y explorarlos en profundidad.
Muchas veces no existe una única causa raíz como tal, sino una relación entre diferentes problemas a diferentes niveles de profundidad, como ilustró
con una imagen en un post en LinkedIn.Este artículo pertenece a la sección Pensar Mejor de la newsletter, enfocada en el cuestionamiento y la mejora de nuestra forma de pensar y la toma de decisiones. Recomendar el uso del análisis de causa raíz en todos los problemas que encontremos iría en contra de su propósito, que es precisamente fomentar la reflexión y hacernos preguntas como: ¿debería analizar en mayor profundidad este problema?
Entender el tipo de problema al que nos enfrentamos es el primer paso para discernir si aplicar un análisis de causa raíz o no, pero de eso lo exploraremos en otro post.
Hasta entonces, gracias por leerme.
Recursos adicionales interesantes 🧠
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Que tengas un buen día.
Omar.
Me ha gustado mucho leerte, buen trabajo con el artículo.